Bitcoin terminó «enamorando» a sus históricos enemigos

Durante mucho tiempo, bitcoin (BTC) fue visto con escepticismo y, en algunos casos, con repudio por parte de bancos e instituciones financieras tradicionales. Sin embargo, en un giro de los acontecimientos, una ola de estos actores ha tomado posiciones significativas en la moneda digital.

Esta semana salió a luz que algunos de los bancos más grandes del mundo, como JP Morgan, Royal Bank of Canada y Morgan Stanley, han invertido millones de dólares en bitcoin. Así lo revelaron en sus últimos informes trimestrales, mostrando tenencias en los fondos cotizados en bolsa (ETF) de la moneda digital lanzados este año en Estados Unidos.

Esto marca un cambio notable en la percepción del activo digital dentro del sector bancario y financiero, luego de años de mostrar distancia del mercado.

Seis años atrás, en el 2018, el CEO del banco JP Morgan, Jamie Dimon, catalogó a bitcoin como un “esquema fraudulento”. Para exponer su tesis, exclamó que sus únicos casos de uso involucraban “delincuentes, traficantes de droga, lavado de dinero y evasión de impuestos”. Con el tiempo, esta teoría quedó desestimada con, por ejemplo, personas que lo utilizan para reserva de valor, trading, cobrar salarios o enviar remesas.

Por entonces, el CEO del banco Royal Bank of Canada, David McKay, disintió de las declaraciones de la cabeza de JP Morgan mencionando que “no lo llamaría fraude”. No obstante, también mostró distancia del mercado, pese a un interés naciente en investigarlo.

“Hay muchos elementos de bitcoin que no concuerdan con nuestra perspectiva actual sobre lo que una unidad monetaria debería hacer”, sostuvo entonces en representación de Royal Bank of Canada. Y aclaró: “hay algunas preocupaciones reales sobre cómo se usa bitcoin que tenemos que resolver”.

En contraste, la compañía Morgan Stanley publicó un informe en aquel año que identificó a bitcoin y las criptomonedas como «una nueva clase de inversión institucional». Ya incluso, desde antes, el líder del banco había hablado positivamente sobre el mercado.

“Bitcoin es ciertamente más que una moda pasajera”, dijo James P. Gorman, CEO de Morgan Stanley, en el 2017. Agregó entonces que le parecía “muy interesante” la privacidad que ofrece para tener y transferir dinero sin intermediarios, ni posibilidad de confiscación. No obstante, aseguró que no había comprado la moneda de momento, advirtiendo que su comercio era de «alta especulación».

Para aquel momento, bitcoin cotizaba alrededor de USD 4.500, lo que se ve hoy como una «ganga» en comparación a su precio actual de USD 66.000, como se ve a continuación.

Más tarde, en el 2020, el estratega de Morgan Stanley, Ruchir Sharma, auguró un buen rendimiento para bitcoin en los próximos años. Y afirmó que había razones para pensar que su auge tenía raíces profundas debido a la poca confianza en el sistema fíat.

“No asuman que sus monedas tradicionales son las únicas reservas de valor o medios de intercambio en las que la gente confiará. Aquellos familiarizados con la tecnología, seguirán buscando alternativas. Y la opción de regular el boom de las criptomonedas, que algunos gobiernos están considerando, solo puede acelerar esta insurgencia popular”, enfatizó el estratega.

Con tal visión, no es casual que Morgan Stanley se haya convertido este año en uno de los inversionistas institucionales con más exposición en ETF de bitcoin (USD 251 millones), como se ve a continuación. Este movimiento refleja el fortalecimiento de la postura positiva del banco sobre la moneda digital.

De manera más cautelosa, otros bancos también fueron flexibilizando su mirada sobre el mercado a medida que este maduraba. Incluso JP Morgan, en el mismo año en que su CEO tildó a bitcoin de un sistema fraudulento, contrató a un responsable de estrategias de criptoactivos, según revelaron fuentes cercanas.

Desde entonces, poco a poco, JP Morgan comenzó a sumergirse más en el mercado. Para el 2019, llamó al «sistema de blockchain» como una tecnología “inmadura y sobrevalorada”. Aunque no descartó su potencial crecimiento, mencionando que necesitaba entre 3 a 5 años de desarrollo para poder revolucionar la economía global.

Para enero de 2021, durante el mercado alcista de bitcoin, los analistas de JP Morgan ya se mostraron alcistas proyectando el precio de la moneda arriba de USD 146.000 en el largo plazo. Señalaron entonces que este activo podría desplazar al oro como alternativa de refugio de valor.

Solo dos meses después, el gigante banco presentó una propuesta de producto de inversión en acciones de empresas de la industria de criptoactivos, como MicroStrategy y Riot Blockchain. Ese mismo año, reveló luego que el 40% de inversionistas encuestados dijo que tenía criptoactivos, lo que explica su intención de introducirse en el mercado.

Curiosamente, en múltiples ocasiones en el 2024, los analistas de JP Morgan manifestaron que bitcoin se encontraba en niveles de sobrecompra. “No esperamos aumentos en el precio después del halving”, advirtieron, mientras ahora se sabe que la empresa tomaba posición en ETF de la moneda, evidentemente, con una mirada alcista a largo plazo.

De escépticos a creyentes

El cambio en la actitud sobre bitcoin de estos bancos se debe a varios factores clave. En primer lugar, la infraestructura del mercado ha madurado significativamente, ofreciendo más liquidez y opciones reguladas para la inversión.

El lanzamiento de los ETF de bitcoin este año en Estados Unidos, en particular, ha proporcionado una vía accesible y regulada para que los bancos participen en el mercado sin tener que lidiar con las complejidades de la custodia directa.

Su inversión en ETF exhibe, más bien, su intención de exponerse a la volatilidad de precio, por sobre las características esenciales de bitcoin, como un sistema descentralizado, resistente a la censura y autocustodiable.

Además, la creciente preocupación por la inflación y la búsqueda de activos de refugio ha llevado a muchos a ver bitcoin como una reserva de valor digital comparable al oro. Esta narrativa ha resonado especialmente en el entorno económico incierto, impulsando aún más su adopción.

Históricamente, los bancos han sido considerados enemigos de BTC porque su tecnología representa una amenaza directa a su modelo de negocio tradicional. Bitcoin permite transacciones directas sin intermediarios, reduce la demanda de servicios bancarios tradicionales y desafía el control centralizado del suministro de dinero.

Sin embargo, la creciente adopción de bitcoin sugiere que los bancos están tomando terreno en este mercado para evitar quedarse afuera de la innovación. En otras palabras, se podría decir que están siguiendo el famoso dicho: “si no puedes contra tu enemigo, únete a él”.

Implicaciones para el futuro

La entrada de bancos en el mercado de bitcoin es una señal alcista para su precio. A medida que más capital institucional fluye hacia el activo, la demanda puede aumentar sobre la oferta, lo que lleva a una subida del precio.

Esta tendencia de adopción bancaria también puede impulsar una mayor aceptación por parte de otros inversionistas, incluidos los minoristas y otras instituciones que aún están observando desde el margen.

Además, la participación de grandes nombres como JP Morgan y otros gigantes financieros también puede ayudar a legitimar aún más bitcoin en el ámbito financiero tradicional.

Este reconocimiento podría allanar el camino para una integración más profunda de bitcoin en las carteras de inversión convencionales y los productos financieros ofrecidos por los bancos.

Por lo tanto, lo que comenzó como una tecnología rebelde y disruptiva para las finanzas tradicionales está captando cada vez más atención y respaldo de algunos de los jugadores más importantes de este sector. A medida que bitcoin siga «enamorando» a sus antiguos enemigos, el mercado global de criptoactivos parece prepararse para una nueva era de crecimiento y aceptación generalizada.